El aspecto exterior más impresionante de Gredos lo ofrece por su vertiente sur y más particularmente en el tramo comprendido entre Arenas de San Pedro y Madrigal de la Vera, en que la cadena principal se presenta como un gigantesco murallón, casi vertical, de más de 2.000 m de desnivel, que lanza hacia mediodía potentes contrafuertes entre los que se encajonan las célebres gargantas meridionales. Si hasta ahora eran muy difíciles de practicar, dado lo abrupto de su orografía y la facilidad de los accesos por la vertiente septentrional, esta dificultad se va atemperando recientemente gracias a la construcción de pistas forestales y caminos que brindan aspectos casi inéditos para la mayoría. Este mismo murallón ha condicionado el clima de la parte baja (situada a unos 400 m de altitud media), que por su suavidad y la fertilidad de su suelo es un verdadero jardín.

Saliendo de Arenas por la carretera de Plasencia, ésta se interna rápidamente en una zona de densos pinares, bellísima para recorrer a pie, pero abominable para el que va al volante, dado lo accidentado de su trazado. A los 7 km dejamos a la derecha la carretera forestal que sube a Guisando y poco más adelante otra que se introduce por la Garganta de Arbillas, recorriéndola a buena altura, y en la que ICONA ha acondicionado varias zonas cara al turismo motorizado, además de un Mirador que permite contemplar la garganta en toda su extensión, cubierta casi toda ella por frondosos pinares. Esta última carretera llega hasta el «camping» de Guisando y tiene varios ramales secundarios (caminos forestales de la Torreta, de Arbillas, de la Casa, etc.).
La Garganta de Arbillas es un vallejo secundario que se desprende de la Cuerda del Amealito, que la limita al W, y está cerrada al N por un contrafuerte que arranca del Cabezo del Cervunal (2.094 m) y culmina en Cabeza Arbillas, y al S por otro de menor desarrollo que se inicia en la Cabeza de los Veneros (1.586 m) y que pierde rápidamente altura. En el cruce del río con la carretera general hay algunas piscinas naturales y otras instalaciones para actividades relacionadas con el turismo rural. Algo más adelante aparece a la izquierda de la ruta el encantador caserío de Poyales del Hoyo, de una arquitectura muy similar a la de Guisando.
Y poco después de Poyales, junto a la llamada Casa del Sotillo, se inicia otra pista forestal que trepa decididamente por las últimas estribaciones de la Cuerda del Amealito, entre espesos montes de carrascas y robledos, hasta coronar la Cuerda Merina (1.100 m). Ya desde este punto, bruscamente, se nos brinda el maravilloso espectáculo de las Gargantas Blanca y Lóbrega sobre el punto en que se unen para formar la Garganta de Santa María, con el murallón de la divisoria principal, desde el Risco del Francés y el Casquerazo, al W, hasta La Mira, al E, como impresionante telón de fondo. La pista se introduce aún varios kilómetros por la Garganta Lóbrega hasta la altura del Vado del Toril, en la ladera occidental de la Cuerda del Amealito. Otro ramal se dirige hacia el E, faldeando a bastante altura la Cabeza de los Veneros hasta llegar al collado de los Veneros (1.278 metros), desde donde se domina una nueva perspectiva de la Garganta de Arbillas.

Volviendo a la carretera, en 5 kilómetros nos plantaremos en Candeleda (430 m), dinámica villa, la más poblada de la provincia de Ávila, que ha sido y sigue siendo la base fundamental de partida para la esforzada hazaña que supone conquistar las máximas cumbres de Gredos por su vertiente meridional a través de las diferentes gargantas. A pesar de la espantosa deforestación que ha sufrido en los dos últimos siglos, sigue siendo un lugar de rica y variada vegetación. Así lo describía el presbítero don José Rodríguez Solano en carta dirigida a don Tomás López, cartógrafo de Carlos III: «Sobre la extensión de pastos naturales se producen en cantidad encinas, alcornoques, abetos, robles y quejigos, y de fruta de extensa variedad de ciruelas, guindas, cerezas, granadas, nueces, higos, peras, manzanas, albaricoques, toronjas, naranjas y limones, castañas, azafaifas, miel, cera, seda, lino, vino, aceite, etc., etc. El aceite muy famoso y trigo nada ponderable, y en las vertientes de Gredos, pinos, acebuches, alisos, sauces, ojarantos, fresnos, enebros, cornicabras y otros diferentes; en diversos sitios se hallan claros indicios de sus explotadas minas de hierro.» ¡No está mal...!

Arquitectónicamente, y aunque así no lo parezca desde la carretera, tiene un casco antiguo sumamente pintoresco y bien conservado, con casas rurales de entramado de madera, balcones corridos cuajados de flores, algún blasón aquí y allá, excelente iglesia parroquial gótica (s. XV) y esbelto rollo jurisdiccional de la misma época. Es muy antigua también la ermita de San Blas. Y todo ello dominado por los gigantescos paredones que cierran el Circo de Gredos, desde el Almanzor hasta el Riscazo.
Al W de la población, junto al cono de deyección de la Garganta de Santa María (poco antes de su desembocadura en el embalse de Rosarito), formado por una vasta acumulación de enormes cantos rodados, donde se ha habilitado una piscina natural para fomentar el turismo rural en esta zona de Gredos, arranca la pista forestal de Navalpilón, que recorre íntegramente dicha garganta por su vertiente occidental hasta algo más arriba de Las Juntas, lugar de confluencia de las Gargantas Lóbrega y Blanca (en dicho lugar está el Puente del Puerto, de origen romano). Desde el final de dicha pista se sube a las cumbres del 'Circo de Gredos siguiendo por la ladera derecha de la Garganta Blanca para, por los Covachones, trepar hasta la portilla del Casquerazo o de los Hermanitos que da paso al mismo, empleándose en el recorrido de la ruta algo más de cuatro horas. La Garganta Blanca, la más salvaje de Gredos, junto con la Tejea, está cerrada al N por la cresta formada por el Peñón del Casquerazo (2.460 m), portilla del Casquerazo, los Hermanitos de Gredos, el Cuchillar del Enano y el de la Ventana, o de Cerraíllos, el Cuchillar de las Hoyuelas, el Morezón (2.365 m) y Navasomera (2.305). Entre el Morezón y Navasomera arranca un corto y escarpado espolón, llamado Risco del Fraile (2.297 m), uno de los terrenos más ásperos y agrios de la Sierra. Poco más al E de este Risco se inicia el espinazo de las Hiruelas (Cimera, de Enmedio y Bajera), que separa esta Garganta de la Lóbrega. El Casquerazo, por su parte, lanza hacia el S el potente contrafuerte del Riscazo o Risco del Francés (2.350 m), increíblemente salvaje y vertical (como en toda esta zona, son en él bien visibles las huellas de la macrogelifracción), que se prolonga hacia el S por la Cuerda del Pozo (1.920 m) y Pena Caballera (1.475 m), que actúa como divisoria con la Garganta de Chilla. Del Riscazo, entre las portillas de las Cobas (2.335 m) y del Francés, se desprende hacia el SE el pequeño espolón de la Cuerda de Cuchilleras, que determina al N un infierno de piedra que se llama los Covachones, muy frecuentado por las monteses. Del Alto del Pozo (1.920 m) se bifurca a su vez la Cuerda del Pinar, también en dirección SE, y desde la que se precipita sobre la Garganta Blanca la gran cascada, de más de 100 m, llamada Caída de los Pinares, por la que se despena el arroyo de Castanarejo.
De Candeleda parte también la Trocha Real, camino muy conocido hoy día como ruta para el amante del turismo rural, pero que en su día fue construida para posibilitar el acceso de Alfonso XIII y su comitiva al corazón de Gredos con motivo de las cacerías reales. La ruta asciende ésta por la orilla izquierda de la Garganta de Santa María y después de cruzar el Puente del Puerto continúa por la cima de la Cuerda de las Hiruelas para pasar el puerto de Candeleda (2.018 metros) a Prado Puerto, donde está situado el refugio del Rey (1.886 m). Desde allí se dirige a la laguna Grande por el Cuento Alto, y desde aquélla sube por el Gargantón hasta el Venteadero, donde se instalaba el campamento definitivo.

Otra carreterita local, de 8 km de recorrido, conduce al Santuario de Nuestra Señora de Chilla (660 m), ubicado en un pequeño valle lateral de la Garganta de Chilla: el del arroyo Remolinos, al pie de Pena Caballera. Es un paraje francamente idílico, con fuentes y arboledas abundantes y variadas (robles, fresnos, castaños, nogales y alisos). La construcción de las casas están dentro del estilo de la región. La imagen de la patrona de Gredos es de gran ingenuidad y goza de gran devoción y popularidad en toda la comarca, que se manifiesta especialmente durante la romería que se celebra del 9 al 11 de septiembre de cada año (fiesta que ha sido declarada «de Interés Turístico»), de un colorido y tipismo excepcionales, con abundancia de trajes regionales y gran despliegue de un rico folklore musical.
De este lugar parte una ruta que por el collado de Chilla (794 m) se adentra en la Garganta de Chilla y sube hasta el Abrigo de las Tejadillas (1.400 m). Desde algo más arriba del citado collado se domina una espléndida vista panorámica de esta garganta, cerrada al N por las colosales moles del Almanzor, el Cuchillar de las Navajas, el Peñón del Casquerazo y el Riscazo y limitada al W por la característica y majestuosa silueta de la Pena de Chilla (2.000 m), prolongada hacia el S por la Mogorra del Helechar (1.677 m).

Ocho km al NE de Candeleda está el pequeño anexo de El Raso (510 m), comunicado por carretera tanto con aquélla como con Madrigal de la Vera. En sus proximidades, en el Collado del Freíllo (791 m) se ha excavado un castro y una de las necrópolis de la Edad del Hierro más interesantes de las encontradas en Ávila y Gredos, perteneciente al mundo cultural de Las Cogotas-La Osera, sobre los que se extiende otro yacimiento romano. En los enterramientos, del tipo de incineración en urnas, ha aparecido un abundante ajuar de armas (falcatas y espadas de atenas), así como vasos de ofrendas precampanienses y algunos objetos exóticos, tales como un pequeño bronce etrusco y un ungüentario oriental.
Partiendo de El Raso ha construido ICONA la carretera forestal del Collado del Hornillo, que se interna por la Garganta Tejea. En el punto que termina arranca un camino, de aún mas reciente construcción, y el primero desde que se abrió la Trocha Real, que, después de cruzar a la Garganta de Chilla, trepa penosamente hasta la Portilla Bermeja (2.405 m), en la misma base de la cumbre del Almanzor. Y aún hay intención de prolongar esta ruta por la otra vertiente. ¡Esta sí que es forma de promover Gredos y el turismo rural! ¡Que se repita...!
La Garganta Tejea, de impresionante salvajismo, está cerrada al N por una concavidad del dorsal principal que va desde el collado de la Lagunilla (2.242 metros), al W, hasta El Esbirladero (2.570 m), al E, pasando por el Belesar (2.418 m), el Risco del Güetre, La Galana (2.568 m), el Venteadero, el Cuchillar de Ballesteros y el Almanzor (2.592 m). Desde El Esbirladero, el cordal que pasa por la Pena de Chilla lo deslinda de la garganta homónima. Y el alineamiento NE-SW que culmina en los Castillejos (2.296 m), Los Guindos (2.078 m) y los Hermanitos de Tejea (1.415 m.) lo separa de la más occidental Garganta del Sauce. Desde el puente de Tejea, una áspera ruta permite recorrer toda la garganta hasta el Collado de la Lagunilla, al otro lado del cual se encuentra la minúscula laguna de las Águilas, así llamada por venir estas rapaces a beber a ella, al ser el único lugar en que hay agua por estas alturas.